¿Por qué se llama “El Gordo”? Origen y curiosidades de un nombre muy español
Un apodo que nació en la calle
El sorteo de Navidad reparte muchos premios, pero hay uno que destaca sobre todos: el primero. Ese número al que van unidos 400.000 euros por décimo, el que convierte una mañana cualquiera en una noticia nacional. Sin embargo, el nombre “El Gordo” no aparece en ningún documento oficial de Loterías y Apuestas del Estado.
Este término surge de forma popular, espontánea, y se empezó a utilizar a mediados del siglo XX. La expresión no está ligada a la forma física de nadie, sino al peso simbólico del premio. Era “el más gordo”, “el más grande”, el que todo el mundo quería. La gente no preguntaba si había ganado el primer premio, preguntaba: ¿Te ha tocado el Gordo?
El lenguaje coloquial acabó imponiéndose, y el nombre quedó asociado para siempre al premio principal del Sorteo Extraordinario de Navidad. Hoy es tan habitual que incluso los medios y campañas institucionales lo utilizan sin necesidad de explicación.
El Gordo no es solo un premio, es una forma de nombrar la esperanza colectiva
Cómo se consolidó el término
El peso cultural de la expresión creció junto con la popularidad del sorteo. En los años 70 y 80, cuando la televisión convirtió el 22 de diciembre en una cita nacional, la frase “ha salido El Gordo” se convirtió en titular recurrente. Cada año, los informativos abrían con esa frase, las cámaras se desplazaban a las administraciones agraciadas y los premiados brindaban ante las cámaras.
Este refuerzo mediático contribuyó a que el término quedara aún más grabado en la memoria colectiva. A nivel emocional, la palabra “Gordo” también activa una idea de abundancia, recompensa y suerte inesperada. Tiene fuerza visual y sonora. No necesita explicación.
En el marketing navideño, el término también ha sido clave. Aunque la legislación actual no permite campañas publicitarias explícitas, el boca a boca y la presencia del sorteo en medios continúan vinculando ese nombre con una tradición positiva, compartida, incluso familiar.
Cuando todos pronuncian el mismo nombre, el mensaje se vuelve parte de la cultura.
Más allá del nombre: lo que representa
El Gordo no es solo una cifra. Representa un momento. Una posibilidad. Una celebración que muchas veces va más allá del dinero en sí. Para quienes compran un décimo, El Gordo simboliza lo extraordinario, lo improbable que se convierte en realidad, aunque sea para otros.
Desde el punto de vista emocional, este concepto se asocia a la ilusión compartida. Las personas no compran lotería esperando enriquecerse, sino deseando participar en algo que une: la emoción de mirar el décimo, esperar el número, escuchar a los niños de San Ildefonso, comprobar el resultado, repetir mentalmente “¿y si…?”
En lugares como nuestra administración, La Manita de Oro, hemos visto de cerca esa emoción. Clientes que reservan el mismo número año tras año, personas que compran desde otras ciudades porque vieron que aquí cayó un premio, familias que comparten participaciones por tradición. Todo eso es también El Gordo.
No sabemos dónde caerá El Gordo este año. Pero sí sabemos que cada número que vendemos lleva una historia, un deseo, una ilusión.
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Quiero que me toque el Gordo
Venta autorizada solo a mayores de 18 años. Jugar con responsabilidad es parte del juego.